Suben las temperaturas, aumentan las horas de sol y ya apetece estar más tiempo fuera de casa que dentro. ¡Cómo nos gusta la primavera! Y disfrutarla en familia, también con nuestros parientes de cuatro patas, que son quienes mejor lo pasan. Sin embargo, la llegada de las estaciones cálidas trae consigo algunas amenazas para nuestra mascota, como es el caso de la leishmaniosis.

Es importante conocer en qué consiste y qué peligros puede suponer para nuestro perro, por eso lo mejor es empezar detectando ciertas creencias alrededor de esta enfermedad que han conseguido mucha difusión, sobre todo por el boca a boca, pero no siempre son del todo ciertas. Hoy te ayudo a conocer qué afirmaciones acerca de la leishmania son falsas, no son más que un mito o una verdad a medias:

1. Es una enfermedad transmitida por los mosquitos

No es del todo cierto, ya que no es el mosquito doméstico, el que nos pica a nosotros, sino un primo hermano de éste, llamado flebotomo. La hembra de este insecto puede contagiar al perro con su picadura tras haber chupado la sangre de otro animal infectado.

2. Sólo la costa es zona peligrosa

El hábitat natural de los mosquitos transmisores de la leishmaniosis son las zonas con mayor humedad y temperaturas elevadas, por eso en nuestro país las zonas endémicas con mayor probabilidad de contagio son todo el litoral y las islas. Sin embargo, el centro de la Península, donde las temperaturas son más altas durante los meses más calurosos, también es foco de peligro, así como las zonas oscuras y húmedas en general.

3. El verano es el único periodo de peligro

Es cierto que el verano, debido a las temperaturas, es la temporada de mayor acción del mosquito. Sin embargo, no es el único, y más teniendo en cuenta que las características del clima mediterráneo facilitan la vida del insecto. Es conveniente extremar las precauciones a partir del cambio de estación tras el invierno.

4. El perro puede contagiar a las personas

El único modo de transmisión de la enfermedad es la picadura del mosquito, por lo tanto convivir con un perro enfermo de leishmaniosis produce las mismas posibilidades de contraerla que no hacerlo.

5. Los perros pequeños tienen menor riesgo

Es cierto que existen razas (como el bóxer, el cocker spaniel o el pastor alemán) más proclives a sufrir la enfermedad, sin embargo es falso que las razas más pequeñas sean inmunes a contraerla. Su organismo corre el mismo riesgo que las mascotas de mayor tamaño.

6. Es menos común en perros domésticos

El lugar de residencia del animal no evita el contagio. Las zonas al aire libre pueden suponer mayor riesgo por tratarse del hábitat de los insectos, pero éstos pueden volar a kilómetros y acceder a las casas sin ningún problema, especialmente en temporadas de calor en que las puertas y ventanas permanecen abiertas durante el día para ventilar el hogar.

7. Si el perro parece sano, no está contagiado

La enfermedad no se manifiesta inmediatamente tras la picadura, de hecho el periodo de incubación puede tardar desde 3 meses hasta varios años, por lo tanto la buena apariencia del animal no es excusa para obviar el peligro.

8. La enfermedad se puede curar

Actualmente no existe una cura para la leishmaniosis. Se trata de una dolencia crónica, por lo tanto no es posible erradicar sus consecuencias por completo, aunque tampoco es cierto que…

9. La leishmaniosis es siempre mortal

Un correcto tratamiento puede igualar la calidad de vida de un perro enfermo a la de uno sano, controlando los efectos del parásito en su organismo.

10. No se puede prevenir

No sólo se puede, sino que actuar con la mayor precaución para evitar el contagio es clave. La vacunación no impide la infección, pero la reduce en un gran porcentaje, por eso es muy importante aprovechar los primeros meses de actividad del mosquito transmisor para proteger a tu perro. Los métodos de prevención más eficaces que debemos combinar con los diagnósticos y vacunaciones consisten en controlar la exposición al contagio: evitar paseos al amanecer o al anochecer (cuando más activo está el insecto), utilizar productos repelentes como pipetas o collares, o no dejar que el animal duerma a la intemperie durante los meses de peligro.

Espero que os haya resultado de utilidad este artículo, porque una mentira por más que se repita no se convierte en una verdad. Estar lo más informados posible sobre la leishmaniosis es el mejor modo de aprender cómo prevenirla. ¡Y a disfrutar del buen tiempo! ?