Todos sabemos qué es una pulga, aunque la mayoría de nosotros poco conocemos acerca de estos pequeños insectos que suponen uno de los parásitos externos más frecuentes tanto en perros como en gatos.

Las pulgas pueden llegar a medir unos 3,5 milímetros de largo. Suelen ser de un color marrón-rojizo y su cuerpo presenta la particularidad de que está como aplastado desde los costados, lo que le facilita desplazarse entre el pelaje de los animales. Pese a lo pequeñas que son, pueden llegar a saltar hasta casi 100 veces por encima de su altura, lo que hace que puedan pasar de un animal a otro con relativa facilidad.

Su diminuto aparato bucal está diseñado para picar y succionar la sangre de los animales e incluso del hombre. Tienen capacidad de succionar un volumen muy alto de sangre, especialmente las hembras, que pueden llegar a superar hasta 20 veces la capacidad de su estómago, de manera que a la vez que extraen la sangre del animal producen altas cantidades de materia fecal, parcialmente digerida, que es lo que sirve de alimento para las larvas.

Aunque a simple vista nos puedan parecer todas iguales, lo cierto es que existen más de dos mil especies de pulgas. De entre ellas, la más conocida para los animales de compañía es la conocida como pulga del gato, que parasita no sólo a los gatos sino también a perros y otros animales, incluyendo también a las personas.

La primavera y el verano son las épocas en las que más atentos debemos estar para evitar que nuestras mascotas cojan pulgas. Por lo general, el mayor porcentaje de contagios se producen en los “sitios de contagio”, esos lugares en los que las pulgas diseminan sus huevos y en los que crecen las formas inmaduras hasta llegar a adultos.  Pese a la facilidad que tienen las pulgas para saltar de un animal a otro, resulta una de las formas de contagio menos frecuentes.

pulga

 

Una única pulga puede llegar a depositar más de 2000 huevos a lo largo de toda su vida, que suele rondar los 100 días. Es después de aparearse cuando las hembras depositan los huevos sobre el pelaje de las mascotas, pero éstos no se adhieren al pelaje, por lo que caen rápidamente al suelo. Así pues, los huevos de pulga pueden encontrarse en cualquier lugar al que haya accedido la mascota infestada. Por lo general, es en el lugar en el que los perros o gatos duermen donde mayor cantidad de huevos podremos encontrar. Las alfombras, muebles tapizados, zócalos…son también algunos de los sitios en los que encontrar huevos. Se trata normalmente de espacios con las condiciones de humedad y temperatura adecuadas para que los huevos se desarrollen y crezcan.

El ciclo de vida de una pulga se desarrolla en cuatro etapas: huevo, larva, pupa y adulta. En cuanto a la duración del ciclo biológico, si las condiciones ambientales son favorables y hay disponible una fuente de alimentación, éste puede durar 2 o 3 semanas; en caso contrario, el ciclo biológico puede durar hasta 6 meses (o hasta casi 1 año) debido al gran poder de resistencia que posee el estado de pupa.

Solo la forma adulta es capaz de parasitar a los animales. El resto, se desarrolla en el medio ambiente, en aquellos sitios aislados del sol y las corrientes de aire y en los que encuentra el alimento y la humedad que necesita para crecer.

Son los factores ambientales quienes condicionan la duración del ciclo biológico de una pulga, así como su superviviencia. Las condiciones ideales para ellas combinan una temperatura de unos 28º con un 80% de humedad.