El Carlino, conocido también como mini-Mastín o Dogo en miniatura, es una raza muy antigua, probablemente originaria de China. Al parecer, sus orígenes son los mismos que los del Mastín o el Dogo del Tíbet.

Se trata de un perro muy afectuoso y tierno, poseedor de un buen carácter, aunque no le gustan demasiado los niños. Esta raza es mucho más tranquila cuando son adultos que de cachorros.

Un poco de historia       

Se cree que esta raza procede de China, aunque a Europa llegó a través de Holanda durante el  siglo XVI y a partir de ahí ya se perfeccionó en Inglaterra a lo largo del siglo XVII. En Inglaterra era conocido como Pug debido a su característica cara aplastada (“pug-nose”: “nariz chata”). Ya en Inglaterra se crearon dos familias: el Carlino-Morrison y el Carlino-Willoughby. El primero era de pelaje leonado y el segundo era una mezcla de negro y café con leche. De posteriores cruces con Spaniels pequeños nació el perro de Alicante, aunque hoy en día está extinto.

Tiempo después y ya en el siglo XVIII, el Carlino llegó a Francia, donde fue adoptado por grandes personalidades como María Antonieta o Josefina de Beauharnais.

Posteriormente sufrió un periodo de declinación pero volvió a cobrar notoriedad gracias al duque de Windsor.

El Carlino

Características

Su cabeza es fuerte y redonda, con un cráneo sin surcos. Es muy característico su hocico corto y cuadrado, así como sus arrugas. Se observa también un ligero prognatismo inferior.

Los ojos del Carlino son muy grandes y saltones.

Sus orejas, finas y pequeñas, son muy suaves al tacto. Pueden observarse dos formas distintas: en forma  de rosa y en forma de botón.

El Carlino se caracteriza también por su cuerpo compacto y cuadrado, con un cuello grueso y torneado. Mientras que sus miembros son de longitud media.

La cola, otra de las características de esta raza, es de inserción alta y forma un bucle lo más apretado posible sobre la cadera.

El pelo, liso, suave, corto y brillante, no es ni duro ni lanoso.

El Carlino se adapta muy bien a la vida en apartamento, aunque no le gusta nada la soledad ni la separación. Como todos los perros braquicéfalos, tiene predisposición al síndrome de obstrucción de las vías respiratorias, por lo que hay que evitarle el calor intenso.

Se recomienda cepillarlo al menos dos o tres veces a la semana, así como controlar sus ojos, que son muy sensibles al polvo.

En cuanto a su alimentación, actualmente existen alimentos que facilitan la prensión y la masticación en este tipo de perros braquicéfalos. Un buen ejemplo es el pienso Pug 25 de Royal Canin, que además ayuda a mantener su peso ideal y contribuye a su tono muscular, entre otras muchas cosas.